PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA - FUIMOS REYES


MARIANO DEL MAZO - PABLO PERANTUONO

1ra. Edición:2015
Editorial: Planeta
Prólogo: Mariano del Mazo y Pablo Perantuono


Escribe:
Mariano del Mazo





Fuimos reyes, que escribí a cuatro manos con Pablo Perantuono, pretendía ser la biografía definitiva de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota pero, como dicen en Rosario, “las cosas tienen movimiento”.
El texto se trepó a su propia dinámica y quedó como un registro oblicuo, alternativo, político y rocker de cuatro décadas de historia argentina. Desde los años en que una facción del ERP secuestró al padre de Skay, Aarón Beilinson, hasta el juego de máscaras que la Alianza propuso desde el gobierno y que barrió con todo, con el país y con Patricio Rey.
La idea surgió una mañana de jueves, después de uno de los puntuales partidos de fútbol de periodistas de Open Gallo. Pablo venía de realizar una brillante entrevista con el Indio Solari en Nueva York para la revista Orsai y yo cargaba en mi propio anecdotario una decena de notas con los Redonditos y con el Indio y Skay como solistas, y mesas trasnochadas con el guitarrista y con la Negra Poli en el Imaginario Cultural.
Como quien no quiere la cosa, como quien dice “¿vamos al cine?”, alguno de los dos propuso hacer un libro. No me puedo acordar quién. Sí recuerdo que el embale fue instantáneo.

Cualquiera que se mete en un bailongo de estas características lo sabe: en el trayecto de compilación de fuentes y escritura uno se enfrenta con callejones sin salida, depresiones, extravíos.
Al ser dos, esas sensaciones se compartían, se diluían o, mucho mejor, se alternaban. O aparecía un testimonio que nos reseteaba e indicaba que el libro merecía un esfuerzo más. Como el de Ricardo Ragendorfer, el querido Patán, un hombre que compartió copas con la banda y algunos empellones que no llegaron a pelea con el Indio. Ragendorfer narró una anécdota deliciosa de 1988, cuando dirigía El Porteño junto a Rolando Graña y Jorge Warley. “Decidimos hacerles una nota, y fuimos los tres. Fue muy gracioso.
Yo fui el primero que llegó. Me pongo a conversar, prendo el grabador, y de alguna manera empieza la entrevista. Mientras, nos ponemos a tomar un poco de cocaína. Dos minutos después toca el timbre Rolando Graña. Le digo al Indio: ‘Guardá el platito en el baño que el que viene ahora es un pelotudo’.
Hacemos el reportaje, transcurre todo bien. Y cuando terminamos Graña insiste en llevarse el grabador con la entrevista. ¡En su casa se enteró lo que pienso de él!”

En el medio del camino, como tajo, la muerte de Walter Bulacio: otro de los grandes malentendidos que nutren una historia que abarca la marginalidad del conurbano, esas masas calientes que rinden pleitesía a un rey imaginario o no, pero que también incluye a una limusina surcando las calles de Nueva York con Poli, Skay y el Indio buscando un buen bar donde beber y poder fumar. Una historia hecha de enigmas y mutaciones.

La banda más endogámica del rock argentino fue la más certera para escudriñar su tiempo. El Indio Solari tuvo decenas de frases que definieron cada época con la precisión del eslogan o el haiku: desde “a brillar, mi amor” hasta “no da más la murga de los renegados” pasando por “el lujo es vulgaridad”.
Pero nada alcanza.
Los Redonditos de Ricota quedarán para siempre suspendidos en el misterio.

Fuimos reyes navega en ese misterio. No es más que el velo corrido de una historia extraordinaria que esperaba ser contada.
(Extraido del Suplemento Radar de Página 12)

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